miércoles, 19 de octubre de 2011

El arquetipo del agua: el filósofo

La revelación impulsa al Filósofo en su incansable búsqueda de la verdad. El trae la luz que está oculta, descubriendo un nuevo conocimiento, disipan­do el misterio, barriendo la ignorancia. Escudriñando la vida hasta que el sen­tido y el significado de sus impresiones se funden con el germen de la com­prensión, es como un explorador de antaño con un olfato especial para las pepitas de oro. Tamizando la grava de las ideas y las creencias, incansable en su esfuerzo por captar la naturaleza de la realidad. Igual que el minero tiene que excavar toneladas de mineral hasta desenterrar una simple pepita, el Filósofo busca tenazmente la verdad, que, como un diamante, es apreciada no sólo por su destello radiante, sino también por su dureza persistente como herra­mienta para hacer avanzar a la civilización. Hacen falta miles de años para que cristalice la esencia de los residuos minerales en esta piedra preciosa. El tiem­po es el pico y la pala del Filósofo, que exhuma los huesos de la cultura que perdura. El Filosofo anhela el significado que trasciende el tortuoso vagar sin rumbo de los asuntos humanos.
Al ofrecer su comprensión al mundo, se apoya en la esperanza de que el conocimiento se unirá a la sabiduría, el poder a la compasión, consciente de que el destino es la autoridad última. Capaz de vislumbrar lo que podría ser, es crítica por comparación con lo que es. El diferencia la disparidad inevitable entre la realidad aparente y la realidad elemental. Como guardián de nues­tros recuerdos y nuestros sueños, expresa nuestras aspiraciones, nuestros propósitos, pero no nos define el mecanismo necesario para que se realicen, nuestros medios.

Kate: un ejemplar del agua
Kate es una visionaria Su intelecto agudo e imaginativo tiene un amplio alcance. Posee sensibilidad para saber dónde empiezan las cosas y hacia dónde van. Insaciablemente curiosa y pronta a jugar con las ideas, se la respeta por su clarividencia y su originalidad. Funciona bien cuando la inspira el entusiasmo y la motivación de los demás. Abandonada a sus propios recursos, es más una pensadora que una hacedora. Kate saborea tanto la vida de la mente que para ella resulta fácil quedarse sentada reflexionando mientras el mundo continúa Moviéndose a su alrededor.
Su complexión fuerte, delgada o rellenita, sus rasgos esculpidos y sus manos suaves y elegantes definen su aspecto. Rodeando una frente alta y unos ojos luminosos, su sedoso cabello se conserva brillante incluso después de encanecer con los años. Igual que una lechuza con su mirada penetrante y fruncido su ceño, es aguda en sus percepciones y tiene un porte serio y calla­damente reflexivo. Oculta por el velo de la noche, la lechuza permanece en si­lencio, escuchando y esperando. Kate se siente a gusto en los espacios retira­dos y oscuros de su vida interior, donde su atención se proyecta más allá de los detalles pedestres de la vida cotidiana. Viviendo dentro del mundo de las ideas, es relativamente indiferente al mundo terrenal.
Es el prototipo de la integridad, y no está dispuesta a renunciar a sus princi­pios a cambio de la paz ni del placer. Rayando en la excentricidad e incluso en la indiferencia, mantiene resueltamente sus puntos de vista, sin importarle el hecho de que se aparten o sean opuestos a la visión preponderante. Con can­dor manifiesta su verdad, transmitiendo una escrupulosa tenacidad de espíri­tu, aceptando las consecuencias de su compromiso inquebrantable con un ca­mino, una creencia o una causa. Acercándose al extremo del terco fervor, está dispuesta a soportar el autosacrificio.
Kate se percibe a sí misma como resistente y autosuficiente, y prefiere que el resto de su familia también lo sea. Disfruta del fácil acceso al afecto y a la in­timidad, y al mismo tiempo necesita libertad para retirarse emocionalmente a la concha protectora de su soledad. Devotamente leal y comprometida, consi­dera la continuidad de su familia más importante que la armoniosa felicidad diaria.
Solitaria por naturaleza, corre el riesgo de quedarse aislada socialmente, confiando en que otra gente atraviese su armadura, la cautive, la atraiga hacia fuera. Como Kate habita en su profundo mundo interior, es difícil saber desde afuera lo que está pensando o sintiendo. Taciturna y reservada, no siempre es consciente de cómo la distancia que mantiene limita sus relaciones. De forma periódica se aparta de los asuntos externos, pareciendo que no necesitase de los otros, por estar enclaustrada en su propia mente, bebiendo de la fuente, del manantial de su ser. Sin embargo, en un momento determinado surge de su capullo para reconectar con la sociedad, de manera que las semillas del enten­dimiento que han germinado en su interior puedan florecer en el mundo.
Bajo condiciones de aislamiento prolongado, Kate puede llegar a ser tan filo­sóficamente inactiva y retraída que, como en una muerte aparente, se vuelve in­sensible e inaccesible. Esta difícil y amortiguada expresión la conduce a la apa­tía y a la depresión. La negatividad y la actitud cínica comienzan a teñir sus Percepciones, saboteando sus deseos y sus expectativas de satisfacción. Al sospechar que la gente pueda utilizarla para sus propios fines, pierde fácilmente la fe. Ve a los demás como si únicamente vivieran el momento, derrochando el tiempo y los recursos, mientras que ella planea prudentemente para los próxi­mos cien años. El disfrute del sencillo placer del contacto con amigos y compañeros escapa de sus posibilidades cuando ella observa al mundo volverse falso e irreal, en contraposición con la vivida profundidad de su mundo interior. Sus pensamientos y sus diálogos privados son sus más preciosas posesiones, su refugió secreto de la algarabía y la confusión de la vida fuera de su mente.
Atrapada en un patrón de retraimiento, Kate teme que su vida se convierta en una interminable hibernación sin la promesa de la primavera. Se resiste a salir de la cama por la mañana, con dolor de espalda, los miembros rígidos y fríos. Su libido, su entusiasmo por la vida y su amor se apagan. Gimiendo y lamentándole, se siente malhumorada y murmura quejas sobre pequeñas molestias y dolores. Kate se entretiene en un minucioso autoescrutinio acerco de cómo se sien­te y funciona su cuerpo. La fascinación por el desarrollo de los procesos físicos raya en una preocupación hipocondríaca por cualquier tipo de molestia. Con­centra una mirada clínica sobre todas sus anomalías y rarezas, descubriendo aquí una vena o un hueso que sobresale y allí un bulto o una peca.
El intenso foco de Kate dirigido hacia dentro se fundamenta a sí mismo, re­forzando la cueva autoprotectora y aisladora dentro de la cual ella habita. Sus ideas y deseos, incapaces de encontrar expresión, son como semillas que bro­tan en la oscuridad pero no pueden crecer sin la luz. Kate es consciente de su severo autoexilio pero es incapaz de activar su voluntad y superar su parálisis para los impulsos que afirman la vida. Como una estrella oscura, absorbe la energía hacia sí pero no irradia una luminosa calidez.
Sin embargo, en las profundidades del abatimiento y la soledad, Kate guar­da la chispa potencial de su renovación. En el extremo de su regresión hacia dentro, el Yin se vuelve Yang como la noche da paso al amanecer, y su reserva almacenada de vitalidad es suficiente para nutrir su recuperación, restablecer su fuerza y reavivar su pasión por la vida. Kate es paciente. Se adhiere tenaz­mente a un sentimiento perdurable de sí misma, y sabe que el espíritu del inte­rior puede reanimarse si recurre a su voluntad y a su creatividad. El tiempo es su sanador, que permite que el pozo que había sido drenado pueda llenarse de nuevo. Kate resiste; es una superviviente.
Conexión viva con otra gente, su comprensión de la realidad fuera de ella se vuel­ve tenue. Y cuando su vitalidad está atenuada por un aislamiento prolongado, la estructura integral de la identidad de Kate se derrumba. Su innato sentido de sí misma, de continuidad y de futuro, ese «Nací, existo y sobreviviré», se derriten bajo el terror de la invasión y la absorción, de ahogarse en un amplio e indiferenciado mar. Lo que era resistente y duro se vuelve poroso y frágil: la fe el deseo y la motivación se desmoronan. Ella sucumbe a sus tendencias in­sociables y escapa a un autoimpuesto destierro siberiano. Lo que era antes en ella definido y emergente se vuelve rudimentario y primitivo como un proto­plasma sin forma. El Agua adopta la forma del recipiente que la contiene; Kate no puede adoptar una forma sin desarrollar los aspectos expansivos y produc­tivos de su ser. Como tipo Agua, Kate tiende a volverse dura y compacta como una piedra, o bien a perder la forma convirtiéndose en una especie de ameba indefinida, y en cierto modo anónima.
Como todos los demás tipos, las fuerzas del Agua de Kate precisan ser equi­libradas por la conexión con la Tierra, la calidez y la expresividad del Fuego, el empuje de la Madera y la estructura del Metal. El desarrollo de estos aspectos permitirá a Kate disfrutar de la independencia y de las dotes creativas de su personalidad.

La evolución de los patrones distorsionados del Agua
La influencia dominante del Riñón provoca conflictos principalmente con el Corazón y el Bazo. La naturaleza Yin del Riñón se caracteriza por el Frío y la Humedad. Un exceso de Yin ahoga el Fuego del Corazón y el Fuego digestivo del Estómago y el Bazo. El Riñón rige la parte inferior del cuerpo mientras que el Corazón y el Pulmón rigen la parte superior. La energía de Kate se concentra en la parte baja de la espalda, piernas, caderas y abdomen inferior.

Un tipo Agua Claves para entender al agua
I.       lúcido, inteligente e introspectivo
II.    independiente y autosuficiente

III.    penetrante, crítico y escudriñador
IV.            busca el conocimiento y la comprensión
V.  le gusta permanecer oculto, enigmático y anónimo
Problemas típicos
I. emocionalmente inaccesible y cohibido
II.       aislamiento y soledad
III.    falto de tacto, implacable y suspicaz
IV.            endurecimiento de las arterias, deterioro de dientes y encías, dolor de es­palda, frío, pérdida de libido.
Periodos críticos
      Agua exagerada- congestión del Riñón: invierno y verano, 15h-19h y 11h-15h
      Agua deficitaria-agotamiento del Riñón: primavera y final del verano 3h-7h y7h-llh.
Un consejo amistoso
El poder del Agua deriva de su capacidad para concebir, concentrar y con­servar. Los tipos Agua necesitan compensar su dureza, brusquedad y desape­go, con la ternura, la sensibilidad y la apertura, experimentando la suavidad y el contacto, mostrándose y creando vínculos.

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