martes, 23 de agosto de 2011
Musica (temas inolvidables)
jueves, 18 de agosto de 2011
Escritos de los entrenamientos DanGun
Aquel que se entrena nunca actúa con ligereza ni en la palabra ni en sus hechos sino que medita seriamente antes de realizar cualquier acto. De cualquier cosa que oye o ve intenta buscar su verdadero significado y actúa tiernamente y educadamente. Habla con convicción, trabaja sinceramente y pregunta humildemente lo que no entiende. Cuando le invade temporalmente la sensación de enojo no manifiesta de inmediato sus impulsos, ya que sabe que la furia temporal siempre trae arrepentimiento posterior. Intenta controlar su temperamento y recuperar la razón. Cuando ve una oportunidad de beneficiarse, considera cuidadosamente si eso es justo o injusto, tomándolo si es justo y despreciándolo si es corrupto reprimiendo su avaricia.
Uno de los muchos textos que recitaban en los entrenamientos del HwaRangDo en el antiguo reino de Sil-la.
miércoles, 17 de agosto de 2011
Hua Hu Ching 11-15
11
¿Te atrae un perfume más que otro?
¿Prefieres este aroma o aquel sentimiento?
¿Es sagrada tu práctica y profano tu trabajo?
Entonces tu mente está separada: de sí misma, de la unidad, del Tao.
Mantén tu mente libre de divisiones y distinciones.
Cuando tu mente es simple y está desapegada y silenciosa, todas las cosas pueden existir en armonía y puedes empezar a percibir la verdad sutil.
12
¿Deseas habitar en el espacio sagrado?
¿Tener el respeto y la compañía de los seres espirituales supremos?
¿Ser protegido por los guardianes de los ocho poderosos rayos de energía?
Mima entonces el Camino Integral: Considera con reverencia estas enseñanzas, practica sus verdades, ilumina con ellas a los demás.
Recibirás tantas bendiciones del universo como granos de arena hay en el Río de la Eternidad.
13
Las minúsculas partículas que forman el vasto universo no son en absoluto minúsculas.
Tampoco el vasto universo es vasto.
Son éstos conceptos de la mente, que es como un cuchillo, que siempre reducen poco a poco el alcance del Tao, intentando hacerlo aprensible y manejable.
Pero lo que está más allá de la forma es inaprensible y lo que está más allá del conocimiento es inmanejable.
Sin embargo, existe este consuelo: Quien suelte el cuchillo encontrará el Tao en la punta de sus dedos.
14
¿Puedes disolver tu ego?
¿Puedes abandonar la idea del yo y del otro?
¿Puedes renunciar a los conceptos de hombre y mujer, corto y largo, vida y muerte?
¿Puedes dejar partir todas esas dualidades y aceptar el Tao sin escepticismo ni pánico?
Si puedes hacerlo, puedes alcanzar el corazón de la Unidad Integral.
A lo largo del camino, evita pensar en la Unidad como algo extraordinario, elevado, sublime, trascendental.
Por ser la Unidad, está más allá de todo eso.
Es simplemente la verdad directa, esencial y total.
15
Para el ser ordinario, los demás suelen necesitar tolerancia.
Para el ser altamente evolucionado, no hay nada que pueda llamarse tolerancia, porque no hay nada que pueda llamarse otro.
Ha abandonado toda la idea de dualidad y ha extendido su buena voluntad sin prejuicio en todas las direcciones.
Sin odiar nunca, sin resistir nunca, sin luchar nunca, simplemente está siempre aprendiendo y siendo.
Amar, odiar, tener expectativas: todas estas cosas son apegos.
El apego impide el crecimiento del verdadero ser.
Por ello, el ser integral no está apegado a nada y puede relacionarse con cualquiera con una actitud sin estructuras.
Por esta razón, esta misma existencia beneficia a todas las cosas.
Como puedes ver, lo que tiene forma es igual a lo que no tiene forma, y lo que está vivo es igual a lo que reposa.
Esta es la verdad sutil, no un invento religioso, pero sólo quienes ya están altamente evolucionados lo entenderán.
¿Te atrae un perfume más que otro?
¿Prefieres este aroma o aquel sentimiento?
¿Es sagrada tu práctica y profano tu trabajo?
Entonces tu mente está separada: de sí misma, de la unidad, del Tao.
Mantén tu mente libre de divisiones y distinciones.
Cuando tu mente es simple y está desapegada y silenciosa, todas las cosas pueden existir en armonía y puedes empezar a percibir la verdad sutil.
12
¿Deseas habitar en el espacio sagrado?
¿Tener el respeto y la compañía de los seres espirituales supremos?
¿Ser protegido por los guardianes de los ocho poderosos rayos de energía?
Mima entonces el Camino Integral: Considera con reverencia estas enseñanzas, practica sus verdades, ilumina con ellas a los demás.
Recibirás tantas bendiciones del universo como granos de arena hay en el Río de la Eternidad.
13
Las minúsculas partículas que forman el vasto universo no son en absoluto minúsculas.
Tampoco el vasto universo es vasto.
Son éstos conceptos de la mente, que es como un cuchillo, que siempre reducen poco a poco el alcance del Tao, intentando hacerlo aprensible y manejable.
Pero lo que está más allá de la forma es inaprensible y lo que está más allá del conocimiento es inmanejable.
Sin embargo, existe este consuelo: Quien suelte el cuchillo encontrará el Tao en la punta de sus dedos.
14
¿Puedes disolver tu ego?
¿Puedes abandonar la idea del yo y del otro?
¿Puedes renunciar a los conceptos de hombre y mujer, corto y largo, vida y muerte?
¿Puedes dejar partir todas esas dualidades y aceptar el Tao sin escepticismo ni pánico?
Si puedes hacerlo, puedes alcanzar el corazón de la Unidad Integral.
A lo largo del camino, evita pensar en la Unidad como algo extraordinario, elevado, sublime, trascendental.
Por ser la Unidad, está más allá de todo eso.
Es simplemente la verdad directa, esencial y total.
15
Para el ser ordinario, los demás suelen necesitar tolerancia.
Para el ser altamente evolucionado, no hay nada que pueda llamarse tolerancia, porque no hay nada que pueda llamarse otro.
Ha abandonado toda la idea de dualidad y ha extendido su buena voluntad sin prejuicio en todas las direcciones.
Sin odiar nunca, sin resistir nunca, sin luchar nunca, simplemente está siempre aprendiendo y siendo.
Amar, odiar, tener expectativas: todas estas cosas son apegos.
El apego impide el crecimiento del verdadero ser.
Por ello, el ser integral no está apegado a nada y puede relacionarse con cualquiera con una actitud sin estructuras.
Por esta razón, esta misma existencia beneficia a todas las cosas.
Como puedes ver, lo que tiene forma es igual a lo que no tiene forma, y lo que está vivo es igual a lo que reposa.
Esta es la verdad sutil, no un invento religioso, pero sólo quienes ya están altamente evolucionados lo entenderán.
EL YIN- YANG Y LOS CINCO ELEMENTOS EN EL CUERPO HUMANO COMO PARTES DEL TODO
Partiendo de la lógica de que somos parte de la naturaleza, nos regimos por los mismos principios y nos afectan las mismas cosas, comenzaremos por intentar trasportar todo esto al cuerpo humano y a nuestro interior.
Sabemos que hay dos fuerzas opuestas y complementarias que dominan todo cuanto existe, y que estas fuerzas son el Yin y Yang, y que pertenece a Yin todo lo relacionado con interior, frio, calma, noche, etc. Y a Yang todo lo relacionado con energía, calor, movimiento, día, etc…
Y también sabemos que cuando se combinaba el Yin y Yang daban lugar a los cinco elementos, que eran: Madera, Fuego, Tierra, Metal y Agua. El Fuego es el Yang y el Agua el Yin, la Madera es el Yang dentro del Yin y el Metal es el Yin dentro del Yang. (La Tierra siempre está en el medio).
Esto es muy complicado explicado así pero si aplicamos cosas relacionadas con estos elementos se entiende rápido:
El Fuego es el Yang, o sea el verano o también el mediodía. El Agua es el Yin, o el invierno, o la medianoche. La Madera corresponde al Yang dentro del Yin, o lo que es lo mismo la primavera o la mañana. Y el Metal corresponde al Yin dentro del Yang que sería el otoño o la tarde.
Con lo que si ordenamos todo nos encontramos con: primavera – Madera, verano- Fuego, otoño – Metal, invierno – Agua. Y como la Tierra estaba en medio ya que es el centro de todas las cosas, la pondríamos entre el Fuego y el Metal, con lo que pertenecería al final del verano, al principio de la tarde etc., etc.
También sabemos que cada elemento está representado en un color que son los siguientes:
Madera – verde, Fuego- rojo, Tierra – amarillo u ocre, Metal – blanco o gris y Agua – negro o azul.
Si estas teorías las aplicamos al cuerpo humano sabemos que la Madera que es verde, que representa el crecimiento y la expansión, lógicamente se corresponderá al hígado y la vesícula biliar, ya que el hígado es verde, su energía es creciente.
El Fuego es rojo, es la fuerza, es el movimiento y el órgano que mejor representa esto es naturalmente el corazón y su acoplado el intestino delgado (de esto ya hablaremos más adelante).
La Tierra es amarilla, es el almacenamiento, el final de verano, es la cosecha, eso se correspondería con la digestión y sus órganos serian el Bazo-Páncreas y el estomago.
El Metal es blanco o gris, corresponde al otoño, al recogimiento, a la pureza, a la energía y en el cuerpo esto está representado como no puede ser de otra forma en el pulmón (y su acoplado el Intestino Grueso, pero esto ya se verá).
Y el Agua que es negra o azul, representa al invierno, la calma, el reposo, la noche. Está representada en el cuerpo en los riñones, con su acoplado que sería la vejiga.
Esto a simple vista puede parecer bastante ilógico, pero si nos tomamos el tiempo para analizarlo tranquilamente nos daremos cuenta de que es totalmente natural y sencillo.
Hemos visto también que hemos colocado una serie de vísceras que aparentemente no tienen ningún tipo de relación con los órganos ni los elementos que paso a explicar:
Dentro de la Medicina Tradicional China existe otra teoría que la teoría de los Zang-Fu, que abordaremos detenidamente más adelante en otros artículos, pero paso a resumir un poco por encima.
Llamamos órganos Zang a los órganos yin que son macizos cuya función es la de almacenaje, que son hígado, corazón, bazo, pulmón y riñones. Y órganos Fu a los órganos Yang que son huecos como es la vesícula biliar (la vesícula tiene un trato aparte pero la incluimos en este ejemplo), el intestino delgado, el estomago, el intestino grueso y la vejiga, cuya función es la de llenarse y vaciarse. Y luego tenemos las vísceras extraordinarias como son la vesícula biliar, el útero y el mar de la medula (cerebro). La relación hígado-vesícula es fácil de entender, como la de riñón-vejiga, porque se ve la comunicación entre ellos, más complicado es la de corazón-intestino delgado, o pulmón-intestino grueso.
El corazón controla la sangre, el intestino delgado absorbe los nutrientes para fabricar sangre, y sus canales se comunican interna- externamente. Algo parecido ocurre en pulmón- intestino grueso, el pulmón capta lo puro y elimina lo impuro, lo mismo que el intestino grueso y sus canales también se comunican interna y externamente
Como bien habíamos dicho al principio al ser parte de la naturaleza y regimos por los mismos principios, nos afectan las mismas cosas y sobremanera los factores climáticos, que es la verdadera causa de enfermedad.
Dentro de cada estación los antiguos se dieron cuenta que se regían por un clima muy concreto que paso a comentar.
La primavera está dominada por el viento, el verano por el calor, el otoño por la sequedad y el invierno por el frio. Luego nos queda la estación húmeda que corresponde al final del verano. (Por supuesto todo esto en China y Oriente, en Europa y nuestro país en particular debemos adaptarlo a nuestro clima).
Como cada estación está representada en un órgano y la domina un clima, sabemos que el exceso o la deficiencia de dicho clima nos va a afectar el órgano o víscera correspondiente, con lo que ya de entrada podemos preveer cuales van a ser las enfermedades propias de cada estación, en estado normal.
Si un factor climático penetra en el cuerpo va a dañar siempre al órgano que domina, p. ej. El viento dañara al hígado, el calor al corazón la humedad al bazo, el frio al riñón, etc.
Y como tampoco separamos nunca la parte emocional de la física, sabemos que cada estación también va a influir en nuestro estado de ánimo correspondiendo cada emoción con cada elemento u órgano de la siguiente manera:
Al hígado le corresponde la ira, al corazón la alegría, al bazo la reflexión, al pulmón la tristeza y al riñón los miedos. Con lo que es normal que estemos mas enfadados en primavera, alegres en verano, reflexivos al final del verano, tristes en otoño y con miedos en invierno. Y esto también se transporta a cada momento del día, ya que la madera es la mañana, el fuego es el mediodía la tierra el principio de la tarde etc., etc.
Y así con todo si empezamos a entender y relacionar las cosas poco a poco podemos dar explicación y respuesta a todo cuanto nos rodea y a comprender un poco mejor nuestro mundo y nuestro cuerpo. Si queremos llegar a la comprensión solo tenemos que relacionar, relacionar, relacionar, relacionar, relacionar……………….Continuara.
martes, 16 de agosto de 2011
El valor de las cosas.
"Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?"
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después...- y haciendo una pausa agregó Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
-E...encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
-Bien-asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió.
Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.
Entró en la habitación.
-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
-Que importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
-¡¿58 monedas?!-exclamó el joven.
-Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...
El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después...- y haciendo una pausa agregó Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
-E...encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
-Bien-asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió.
Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.
Entró en la habitación.
-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
-Que importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
-¡¿58 monedas?!-exclamó el joven.
-Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...
El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.
jueves, 11 de agosto de 2011
La taza vacía
Según una vieja leyenda, un famoso guerrero, va de visita a la casa de un maestro Taoista.
Al llegar se presenta a éste, contándole de todos los títulos y aprendizajes que ha obtenido en años de sacrificados y largos estudios.
Después de tan sesuda presentación, le explica que ha venido a verlo para que le enseñe los secretos del conocimiento del Tao. Por toda respuesta el maestro se limita a invitarlo a sentarse y ofrecerle una taza de té.
Aparentemente distraído, sin dar muestras de mayor preocupación, el maestro vierte té en la taza del guerrero, y continúa vertiendo té aún después de que la taza está llena.
Consternado, el guerrero le advierte al maestro que la taza ya está llena, y que el té se escurre por la mesa.
El maestro le responde con tranquilidad "Exactamente señor. Usted ya viene con la taza llena, ¿cómo podría usted aprender algo? Ante la expresión incrédula del guerrero el maestro enfatizó:
" A menos que su taza esté vacía, no podrá aprender nada"
miércoles, 10 de agosto de 2011
EL HOMBRE QUE ESCULPÍA LÁPIDAS
Había una vez un hombre que cortaba y tallaba rocas para hacer lapidas. Se sentía infeliz con su trabajo y pensaba que le gustaría ser otra persona y tener una posición social distinta. Un día paso por delante de la casa de un rico comerciante y pensó que le gustaría ser exactamente como él, en lugar de tener que estar todo el día trabajando la roca con el martillo y cincel. Para gran sorpresa suya, el deseo le fue concedido y de este modo se hallo de pronto convertido en un poderoso comerciante, disponiendo de mas lujos y más poder de los que nunca había podido siquiera soñar. Al mismo tiempo era también envidiado y despreciado por los pobres y tenia igualmente mas enemigos de los que nunca soñó. Entonces vio un importante funcionario del gobierno, transportado por sus siervos y rodeado de gran cantidad de soldados. Todos se inclinaban ante él. Sin duda era el personaje más poderoso y más respetado de todo el reino. El tallador de lapidas, que ahora era comerciante, deseó ser como aquel funcionario, tener abundantes siervos y soldados que lo protegieran y disponer de mas poder que nadie. De nuevo le fue concedido su deseo y de pronto se convirtió en el importante funcionario, el hombre más poderoso del todo el reino, ante quien todos se inclinaban. Pero el funcionario era también la persona mas temida y más odiada de todo el reino y precisamente por ello necesitaba tal cantidad para que lo protegieran. Mientras tanto el calor del sol le hacia sentirse incomodo y pesado. Entonces miro hacia arriba, viendo al sol que brillaba en pleno cielo azul y dijo: “¡Que poderoso es el Sol! ¡Cómo me gustaría ser el Sol!” Antes de haber terminado de pronunciar la frase se había ya convertido en el sol, iluminando toda la tierra. Pero de pronto surgió una gran nube negra, que poco a poco fue tapando al sol e impidiendo el paso de sus rayos. “¡Que poderosa es esa nube! –pensó- ¡como me gustaría ser como ella!” Rápidamente se convirtió en la nube, anulando los rayos del sol y dejando caer su lluvia sobre los pueblos y los campos. Pero luego vino un fuerte viento y comenzó a desplazar y a disipar la nube. “Me gustaría ser tan poderoso como el viento”, pensó, y automáticamente se convirtió en viento. Pero aunque el viento podía arrancar árboles de raíz y destruir pueblos enteros, nada podía contra una gran roca que había allí cerca. La roca se levantaba imponente, resistiendo inmóvil y tranquila a la fuerza del viento. “¡Que potente es esa roca!” –pensó- “¡Cómo me gustaría ser tan poderoso como ella!” Entonces se convirtió en la roca, que resistía inamovible al viento mas huracanado. Finalmente era feliz, pues disponía de la fuerza más poderosa existente sobre la Tierra. Pero de pronto oyó un ruido. Clic, clic, clic. Un martillo golpeaba a un cincel, y este arrancaba un trozo de roca tras otro. “¿Quién podría ser más poderoso que yo?”, Pensó, y mirando hacia abajo la poderosa roca vio... al hombre que esculpía lapidas.
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